Mangonel

Un mangonel era un tipo de catapulta o arma de asedio usada en medievo para lanzar proyectiles a los muros de los castillos.
No eran muy precisos pero eran capaces de soltar proyectiles hasta unos 400 metros de distancia. El mangonel no tenía la exactitud o el alcance de un trabuquete o trebuchet.

Origen

El mangonel es descrito como una versión medieval de la catapulta de la antigua Roma apodada onagro, debido a la fuerza con que se descarga similar a como lo hace una mula. Es una catapulta con un único brazo de torsión que tensa la cuerda donde está sujeto el proyectil. Un mecanismo similar y quizás más antiguo era apodado el Escorpión debido a su semejanza con la cola y los efectos de la picadura de este.

La fuerza del onagro proviene de la tensión de sus cuerdas retorcidas, similar a la balista, exceptuando que un onagro tiene sólo un brazo mientras la balista tiene dos. Los romanos mejoraron enormemente la maniobrabilidad del onagro añadiendo ruedas a su base. Las ruedas y por tanto su peso más ligero facilitaron su movilidad.

La palabra mangonel proviene de la palabra griega magganon, que quiere decir "ingenio de guerra", pero fue primeramente usado en los asedios medievales. El tipo exacto de máquina descrito con el nombre de mangonel es todavía motivo de discordia.


Uso en combate
Los mangoneles sueltan pesados proyectiles desde la cuchara o de una cuerda suspendida al final del brazo. La cuchara era raras veces utilizada debido a que sus usuarios sabían que con la cuerda era mucho más eficaz.
En el combate, los mangoneles arrojaban rocas, objetos ardientes (u ollas repletas de material inflamable que creaban una bola de fuego al impactar), o cualquier cosa que estuviera a mano hacia los atacantes y defensores. Uno de los tipos de proyectil más inusual eran los muertos, y a menudo cadáveres de animales o personas parcialmente descompuestos. Estos eran usados para espantar a las fuerzas defensivas, bajar su moral, y con frecuencia extender la enfermedad en el sitiado.

Esta táctica a menudo se demostraba eficaz haciendo escasear los alimentos, que normalmente eran de baja calidad o pudriéndolos, combinado con el apretado espacio habitable de los defensores, la higiene pobre, y las infecciones de las alimañas (que los hacía a su vez portadores de enfermedades) obtenían el resultado ideal para la extensión de las afecciones.

Además de posicionarlos en los castillos enemigos para los asedios, el mangonel finalmente también fue adaptado para proporcionar cobertura a las tropas sobre el campo de batalla. Esta táctica fue primeramente concebida y empleada por Alejandro Magno.

A pesar de su baja precisión, la versatilidad y la maniobrabilidad del mangonel aseguraron que fuera la catapulta de asedio más popular utilizada durante la edad media.