El monasterio medieval
El monasterio será una de las piezas fundamentales de la sociedad medieval. Las primeras fundaciones monásticas se remontan a los primeros siglos del Cristianismo, si bien recordaban en numerosos aspectos a los eremitas. Serán san Columbano y san Benito de Nursia quienes, en el siglo VI, establezcan las reglas que regirán a partir de entonces las vidas de los monasterios.
San Benito consideró que la comunidad debía de estar dirigida por un padre o abad que vigila a sus hijos y les guía en la espiritualidad, la humildad y el silencio. Al acceder a la comunidad, el novicio abandona el mundo, pues ha de aceptar los votos de castidad, pobreza y obediencia. La estricta regla benedictina se basó en dos principios de comportamiento fundamentales: "ora et labora".
Tomando como modelo el monasterio suizo de Saint Gall, los cenobios se estructuran de una manera muy similar. Las construcciones se organizaban alrededor de la gran iglesia abacial, lugar en el que los monjes realizan sus rezos. El claustro era el centro de la vida religiosa y a su alrededor se construían los demás edificios. En la sala capitular los monjes se reunían en capítulo, asamblea en la que se decidían las cuestiones que afectaban a la vida de la comunidad. El refectorio era una amplia sala donde se disponían largas mesas y bancos, en los que los monjes comían en silencio.
Según la importancia del monasterio, un buen número de dependencias completaban estas pequeñas ciudades sagradas.
Para luchar contra la relajación de costumbres por parte del clero, a lo largo del tiempo se produjeron importantes reformas monásticas, entre las que destacan dos: Cluny y el Cister.
Ambos movimientos reformistas serán los responsables a su vez del desarrollo de dos movimientos artísticos: el románico y el gótico, respectivamente.
En la Península Ibérica los monasterios tendrán su momento de mayor auge a partir del siglo X. Reyes y nobles promoverán su construcción, les aportarán cuantiosas rentas y les concederán importantes privilegios fiscales y económicos. No en balde, la monarquía veía en los monasterios una interesante herramienta para repoblar las tierras recién conquistadas a los musulmanes de al-Andalus...
Fuente: http://www.artehistoria.com.es/tesoros/videos/587.htm
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