Torturas medievales
Desde los albores de la Humanidad, el Hombre ha empleado su capacidad e inteligencia para dominar el entorno que lo rodeaba, cultivando las más diversas Ciencias. Pero el mismo Hombre que inventó la azada y el molino también ha diseñado y perfeccionado los más horribles y sanguinarios instrumentos de la tortura y el horror, puesto que nuestra capacidad para hacer el Mal es ilimitada. Y, como no podía ser menos, en la Vieja Posada Kartakana encontrarás recogidos los más llamativos de la Historia, ampliamente utilizados durante la época medieval, en nuestro afán de documentar todo el Saber que llega a nuestro conocimiento a través de las Brumas.
El objetivo de todos estos instrumentos y métodos no era el de causar la muerte sin más (como pudiera ser el de la horca, la guillotina o la hoguera), sino producir el máximo dolor y tormento posible, pero sin matar. Aparte de utilizarse en extremos actos de maldad y crueldad, se justificó su uso incluso en instituciones eclesiásticas, como la Inquisición, como medida de expiación de crímenes y para obtener la confesión de supuestos culpables, los cuales, muchas veces, acaban declarando delitos que no habían cometido, tan sólo para que se los librara (aunque fuera con la muerte) del horrible sufrimiento.
Agua y el lino
Se ata a la víctima en una mesa de manera que le quede la cabeza más baja que los pies. Se le introduce en la boca el bostezo (artilugio de hierro que impide que la boca se cierre) y se le coloca sobre la cabeza un fino paño de lino. Tras eso se vierte lentamente una jarra de agua sobre el lino, de manera que arrastre el tejido hasta lo más profundo de la garganta. La sensación de ahogo es de lo más espantosa. Cuando se saca el lino para impedir la muerte por asfixia, debe hacerse de un tirón para producir más dolor.
Frío y calor
Tortura refinada. Se afeita la cabeza del torturado y se coloca sobre ella dos recipientes, uno con agua hirviendo y otro con agua helada. Se deja caer en la coronilla de la víctima una gota de cada uno de ellos, alternativamente. El cambio brusco de temperatura produce un efecto doloroso.
Tormento chino
Desconocemos si realmente se inventó en la lejana China. Se introducen astillas bajo las uñas de los dedos de los pies o de las manos y se espera. Si el torturado no confiesa, se prende fuego a las astillas.
Melaza
Se unta a la víctima con melaza y se la deja inmovilizada en las inmediaciones de un hormiguero. Es especialmente eficaz en las zonas tropicales, donde existen especies de hormigas particularmente voraces.
Bota malaya
La bota malaya es un artilugio con forma de bota de madera con un mecanismo de prensado. Al girar la palanca, la bota se va encogiendo por dentro. El resultado final es como si a una persona que calza el 42 se le pone una bota de madera del 30: huesos del pie rotos y terribles dolores.
Cigüeña
Este instrumento tenía como objeto inmovilizar a la víctima de cabeza, pies y manos. A las pocas horas, aparecen fortísimos calambres en los músculos abdominales y rectales, seguidos por calambres en el pecho, cuello y extremidades. El dolor en abdomen y recto es insufrible. En tal estado de inmovilización, solía combinarse esta tortura con alguna otra.
Garrucha
Se ata a la victima con los brazos a la espalda. Se la suspende en el aire y se le lastran los pies. Se la deja así media hora, para que se le queden todos los miembros doloridos. Entonces se la deja caer de golpe, pero sin llegar al suelo. El tirón produce horribles dolores y puede llegar a descoyuntar los miembros. Suele morir al poco tiempo, o sufrir extrañas pérdidas de movilidad.
Cinturón de San Eramo
Consiste en un collar, cinturón o brazalete provisto de pinchos en la cara interior y que se le pone al reo. Con cada pequeño movimiento (incluso la respiración) el collar araña y hiere la carne. El proceso de tortura es progresivo: en primer lugar, un dolor lacerante. Posteriormente se produce la infección, tras la cual se llega a la putrefacción y tras esta, una gangrena que puede causar la muerte. El torturador puede añadir, a su criterio, gusanos carnívoros en las llagas que se introducen en la carne royendo hacia el interior.
Cuña
Se coloca la pierna del reo en un artilugio formado por tres tablas: dos fijas, una a cada lado de la pierna, y otra móvil a uno de los lados. Se introduce una cuña entre la tabla fija y la móvil, tras lo cual se golpea fuertemente con un mazo. El efecto que se produce es el aplastamiento de la pierna, causando fracturas múltiples.
Piedra
Se suspende a la víctima del techo y se ata una cuerda que no llegue al suelo a sus genitales, con el otro extremo atado una piedra. Se deja caer la piedra bruscamente, produciendo un horrible dolor.
Brasero
Simple pero efectivo. Se calienta en una fragua o brasero un hierro al rojo vivo y se quema con él diferentes partes del cuerpo del torturado, al cual se le mantiene inmovilizado. El torturador puede actuar sobre distintas zonas del cuerpo donde el dolor es más o menos intenso, prolongando el sufrimiento como desee.
El potro
Uno de los más populares instrumentos de tortura, existen incluso distintas versiones de este aparato. La primera de ellas consiste en una mesa, donde se sitúa al torturado, con la cabeza más baja que los pies. En esta postura se aplican torniquetes en brazos y piernas. Los torniquetes pueden dar hasta 7 vueltas, llegando a cortar carne, músculos y tendones. Generalmente el reo confiesa hacia la cuarta vuelta.
Otra variante del potro consiste en un torno, donde se sitúa a la víctima, boca arriba o boca abajo, según prefiera el torturador. Una vez en esa postura, se va girando el torno, dando lugar a un estiramiento de las extremidades, hasta llegar al descoyuntamiento de los huesos.
Yelmo
Se coloca al individuo un yelmo de metal de unos 40 cm de diámetro y se introducen en su parte superior un par de ratas hambrientas, que se alimentarán vorazmente con la cara de la víctima. Existen variantes para otras partes del cuerpo, como por ejemplo los genitales.
Sierra
Se sitúa a la víctima colgada boca abajo, con las piernas entreabiertas. Se aplica una sierra cortante en la ingle y se va bajando lentamente, serrando el cuerpo del torturado. Puesto que permanece colgado boca abajo, se evita la pérdida general de sangre y se le mantiene consciente durante más tiempo, normalmente hasta alcanzar el obligo o incluso el pecho. La Inquisición aplicó este castigo principalmente a homosexuales.
Tormento empalador
Se cuelga al reo por los pies y por las manos, de manera que sus posaderas queden más bajas que el resto del cuerpo y se le coloca denudo sobre una pirámide de madera o metal, con punta acerada. Si insiste en negarse a hablar, se le deja caer sobre la pirámide, quedando la víctima semiempalada. El dolor que produce es insoportable.
Jaula
La víctima es introducida en una estrecha jaula de madera o metal, situada a la intemperie, desnuda o semidesnuda. Allí se la deja morir lentamente, de hambre y sed, mal tiempo y frío en invierno o quemaduras solares en verano. Este tormento puede suponer el último eslabón en un proceso de tortura previo realizado sobre esa víctima. Una vez muerta, el cadáver de la víctima es pasto de todo tipo de animales.
La utilización de este tipo de jaulas, y la exposición de los condenados a la vista del público general se utilizó como medida de escarmiento moral en algunas ciudades europeas (como Mantua, Münster o Venecia). En ocasiones los cadáveres se cubrían con resina para evitar la descomposición y sus miembros sujetados con correas, para evitar el desmembramiento, manteniendo de esa forma más tiempo el ejemplo a la vista de todos.
Psicología
Si de lo que se trata es de obtener una confesión, en ocasiones no es necesario tocar ni siquiera un único pelo a la víctima. Tan solo es necesario que presencie una sesión de tortura y compruebe cómo funcionan los instrumentos que serán empleados con él si no habla...
Fuente: http://www.fortunecity.com/rivendell/final/1464/tortura.htm
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